Francisco A. Cano
Cardona
Pintor, escultor y grabador.
Pintor, escultor y grabador.
Yarumal, Antioquia. 1865 - 1935
Hijo de José María Cano,
un diestro artesano que ejerció la platería, la pintura, la escultura, el
comercio y hasta los títeres, Francisco Antonio Cano Cardona aprendió de su
padre las primeras letras, el manejo de los pinceles y colores, el uso del
buril y de la cera perdida. Sus primeros años estuvieron marcados por las
privaciones propias del origen humilde. En 1883 se vinculó en su pueblo a la asociación
"Club de los amigos", que perseguía fines culturales, e ilustró el
periódico manuscrito que publicaban bajo el título Los Anales del Club. En 1885
decidió viajar a estudiar a Bogotá, pero la guerra civil que se libraba ese año
lo detuvo en Medellín.
Allí recibió el apoyo de
la familia Rodríguez, con quienes trabó fuertes vínculos, especialmente con
Horacio Marino y Melitón (1875-1942), que se dedicaban a la fotografía. A1
parecer tomó lecciones con uno de los miembros de la familia de pintores Palomino
y con José Ignacio Luna, caucano que a la sazón enseñaba en la ciudad.
Subsistió gracias a los Rodríguez y a su talento, que lo llevó incluso a hacer
retratos hablados de personas muertas. En 1892 trabajó activamente en la
organización de la primera exposición de arte celebrada en Antioquia. En 1890
mostró diversas pinturas y modelados en yeso, en la célebre Exposición
Artística e Industrial organizada por el gobierno de Antioquia, recibiendo
todos los premios.
Junto con Horacio
Rodríguez y Luis de Greiff publicó en 1896 El Repertorio, la primera revista
ilustrada de Antioquia, donde aparecieron grabados suyos y se inició como
comentarista de cuestiones artísticas. Dictó clases particulares en su estudio;
su alumno más destacado fue el escultor Marco Tobón Mejía (1876-1933). En 1897
logró viajar por una temporada a Bogotá, donde se relacionó con los pintores
del momento y ejecutó conocidos retratos de hombres públicos. En 1899 realizó
ilustraciones para la revista El montañés. Gracias a gestiones de amigos
influyentes, el Congreso Nacional le asignó una modesta suma de dinero para
estudiar en Europa. Viajó a París en 1899 e ingresó a las academias Julien y
Colarrosi, y visitó museos de distintos países del Viejo Mundo.
Entre tanto participó en
exposiciones nacionales, ganando una sólida reputación como pintor de flores y
bodegones. Para conseguir prolongar su estadía, la sociedad medellinense
organizó una exposición y un concierto con el fin de recoger fondos. Cano
regresó a Medellín en 1901 con la idea de impulsar la creación de una academia
artística, sueño que vería realizado doce años más tarde con la apertura del
Instituto de Bellas Artes. En 1903, con Tobón Mejía, emprendió una nueva
aventura editorial, la revista Lectura y Arte, uno de los más bellos ejemplos
de la hemerografía nacional, de la que salieron 12 números. Este mismo año
contrajo nupcias con María Sanín.
León, uno de sus hijos,
también fue pintor. Hacia 1911 se radicó definitivamente en Bogotá, tras una
ingente labor de enseñanza y ejercicio de la pintura y la escultura en
Medellín. En Bogotá laboró como director de la Litografía Nacional, y luego
como profesor de la Escuela de Bellas Artes, de la que llegaría a ser su rector
entre 1923 y 1927. En 1913 ejecutó la que puede considerarse su obra maestra:
Horizontes, un cuadro que pronto alcanzó reconocimiento público, llegando a
convertirse en emblema de la epopeya colonizadora de la "raza
antioqueña".
En los años diez y veinte,
Cano se afanó por inscribirse en el gusto dominante. La españolería, el
"neocostumbrismo" y las pinturas patrióticas conmemorativas (entre
las que se destaca el Paso del páramo de Pisba), lo convirtieron en un eximio
representante de la academia artística, y en blanco de críticas de los artistas
jóvenes. Entre las esculturas de esos años cabe recordar la estatua de
Rafael Núñez para el Capitolio Nacional (ver tomo 7, p. 147). Al margen de
tanto trabajo por encargo, que obedecía a la necesidad de procurar el sustento,
Cano consiguió realizar una obra más personal, cercana ya no al gusto del
público sino a sus convicciones estéticas, destacándose piezas como Brumas
(1922). Murió a los 69 años, pobre y casi en el completo olvido.
Aqui dejando su obra mas significativa Horizontes
Tomado de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/canofran.htm
Aqui dejando su obra mas significativa Horizontes
Tomado de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/canofran.htm
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